Candidatos tuvieron esta semana giras decisivas por el estado clave.
por Sonia Lira
“¿Quieren que salve a Big Bird (Abelardo, en la versión latinoamericana de Plaza Sésamo)?”, preguntó Barack Obama a sus seguidores congregados en el estadio de Cleveland State University, en Ohio. De buen humor, aunque cansado y bajo una lluvia que no dio tregua, el demócrata bromeó sobre la idea de Mitt Romney de cortar recursos a Plaza Sésamo. Recién se conocía la noticia de una baja del 8,1% al 7,8% en el nivel de desempleo nacional y el sentido político indicaba que debía mostrarse distendido. Pero el ambiente estaba lejos de mostrar el relajo del programa infantil. Sus asesores sabían que, tal como sucedió, los sondeos post debate mostrarían un repunte de su adversario y, en consecuencia, la carrera por la Casa Blanca tomaría una dinámica de verdadera “batalla”. ¿El escenario para este combate? Ohio, el estado sin cuyos votos electorales ningún candidato ha logrado la presidencia de EE.UU. desde 1964.
El martes finalizó el plazo para que los ohioans se inscriban en los registros electorales y tanto Obama como Romney eligieron ese día para iniciar sus giras decisivas. El primero, con un encuentro que congregó a 15 mil personas en la Ohio State University, en Columbus, la capital, completando así la 30° visita al estado durante su mandato y la 15° de su campaña. “Sigo creyendo en ustedes y les pido que ustedes sigan creyendo en mí”, dijo Obama, consciente de que el resultado en el Buckeye State es incierto. Romney partió con un acto en Cuyahoga Falls, en el noreste del estado, apoyado en los nuevos bríos que tomó su campaña tras el debate. Durante tres días, el candidato republicano visitó empresas apoyado por el gobernador de New Jersey, Chris Christie, y recibiendo apoyos inesperados, como el del vendedor de pollos Terry Leu, quien durante una visita relámpago de Obama al West Side Market le dijo al gobernante que las ventas estaban “horribles desde que usted está aquí”. A la brevedad, los simpatizantes del republicano difundieron la frase que ilustra uno de los principales problemas de Obama en Ohio: la idea de que Romney inyectaría mayor dinamismo al comercio local. Ohio estuvo con respirador artificial tras la crisis de 2008 y aún se pueden observar fábricas a medio andar. Frente a ello, hace cuatro años que Obama construye un sólido andamiaje gracias a estímulos económicos y un disciplinado trabajo de base, con 143 oficinas en el estado. Algo que comprendió más tarde el equipo de Romney, que contabiliza 40 sedes y 11 giras.
Los resultados del sondeo de septiembre de la Asociación de Periódicos de Ohio, que otorgó a Obama una intención de voto de 51% contra 46% de Romney, afectó a la campaña republicana. De hecho, lo que más la golpeó fue que un 49% pensara que Obama conduciría mejor la economía local, mientras que sólo un 44% se inclinara por Romney. Ahora las cosas han cambiado, pues según el promedio de encuestas realizado esta semana por RealClearPolitics, Obama supera por apenas 1,3 punto a Romney (47,6% contra 46,3%).
En Ohio, uno de cada ocho trabajos depende directamente de la industria automotriz. Así, los agentes de los sindicados insisten en recordar cómo Romney se mostró partidario de “dejar caer en la bancarrota” a la industria. Una opinión que escribió en The New York Times (Let Detroit go banckrup) y que hoy le pena especialmente en la zona más industrializada del estado (centro y norte), donde Obama tiene una mayor ventaja.
El gobierno ha realizado gastos millonarios en iniciativas como la creación de un instituto de innovación manufacturera en Youngstown -un pueblo de tradición acerera-, sin contar los préstamos a pequeños y medianos empresarios que en conjunto han logrado reducir el desempleo un punto por debajo de la media nacional. Sus detractores dicen con ironía que Obama convirtió a Ohio en “el estado de sus amores” con una serie de créditos cuestionados, como el que favoreció a un fabricante de queso ricotta en el noreste de la región. Este episodio irritó especialmente a los votantes del sur de Ohio. De tradición agrícola y con fuertes lazos con el EE.UU. más conservador, es la zona donde Romney tiene una ventaja significativa. La realidad de Ohio es compleja y muestra lo profundamente dividida que se está la sociedad de EE.UU. Lo que está por verse es si este 6 de noviembre logra retener por su estatus de oráculo de Delfos de la política estadounidense.