lunes, 23 de enero de 2017

Donald Trump firma decreto para retirar a Estados Unidos del TPP

Francisco Velásquez |Lunes 23 de enero 2017 15:59 hrs.

Trump TPP

A solo tres días que Donald Trump asumiera su mandato ya ha concretado una serie de medidas, siendo la más relevante la salida del Acuerdo Transpacífico (TPP). A esto se suma una serie de resoluciones en contra de la comunidad latina y otras minorías, como eliminar información del sitio web de la Casa Blanca referente a derechos de la comunidad gay, lesbiana, bisexual y transexual, así como las secciones sobre el cambio climático.



A tres días que Donald Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos, ya ha comenzado a concretar algunas medidas que planteara durante su campaña presidencial.
La más importante, por su impacto a nivel económico y comercial, es la firma del decreto que retira a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico (TPP), lo que provoca un duro golpe a quienes promueven este tratado que agrupaba a 12 naciones de la cuenca del Pacífico, entre ellos Chile.
A esto se suma las determinaciones que afectan directamente a la comunidad latina y las minorías sexuales. Una de las primeras medidas del equipo del Mandatario fue eliminar la traducción al español del sitio web de la Casa Blanca, así como también suprimió los apartados referidos a cambio climático  y las secciones dedicadas a derechos de la comunidad gay, lesbiana, bisexual y transexual.
En ese contexto, durante el fin de semana más de dos millones de personas marcharon en ciudades como Chicago, Boston, Dallas, Denver, Miami, Seattle, Filadelfia y San Francisco. Dentro de la manifestación central realizada por mujeres en Washington se oyeron feroces llamados a resistir y a luchar en defensa de los derechos de las mujeres y las minorías.
En conversación con Diario y Radio Universidad de Chile, el director del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, José Morandé, analizó la forma en que el recién asumido presidente de Estados Unidos ha tratado temáticas como la relación del libre comercio con países de latinoamerica, especificando que la forma de gobierno de Trump será contradictoria con el Partido Republicano y que pondrá en juego el sistema democrático de los norteamericanos.
El especialista especificó que “Trump genera contradicciones al interior del Partido Republicano, porque precisamente este sector es el que ha sido el aval del libre comercio y a su vez es el partido que apoya al Gobierno actual. Este gobierno va a poner a prueba la gobernabilidad del sistema democrático al interior de Estados Unidos al momento que generará tensiones a nivel intra e interpartidista”.
Asimismo, el analista internacional dijo que la situación económica de Latinoamérica se complejizará y que las decisiones que podría tomar Trump en esta materia afectarían la estabilidad económica de Chile y los países de la región.
En este sentido, el académico del Instituto de Estudios Internacionales puntualizó que  “para el caso de América Latina, siguiendo las coordenadas generales de la política exterior y desde el punto de vista del libre comercio, esta forma de gobierno afectará las economías latinoamericanas  y particularmente a la chilena si no se reconoce el libre comercio, al igual como podría afectar las relaciones económicas internacionales, las inversiones norteamericanas en nuestro continente y viceversa”.
Relaciones con Latinoamérica y Rusia  
El 45 presidente de Estados Unidos se ha mostrado en contra de continuar con las relaciones que Obama reanudara con Cuba.  Trump, ha declarado su propósito de detener o revertir el proceso de deshielo comenzado en diciembre de 2014, si no obtiene un acuerdo más ventajoso que el de su antecesor.
Por su parte, José Morandé explicó que “la imagen y la presencia de Estados Unidos se había acomodado a los tiempos, respecto a las aspiraciones de los países latinoamericanos, en este caso de la descompresión de las relaciones con Cuba, no continuar con este proceso podría ser una involución que  afectaría la imagen de Estados Unidos en nuestra región y la reacción de nuestros países con respecto a la potencia”.
Sumado a esto, el investigador dijo que la situación con Venezuela podría empeorar si Trump endurece su posición frente a los procesos de negociación que está llevando el gobierno de Maduro. “El caso de Venezuela lo veo un poco más complicado, ya que Estados Unidos podría endurecer su posición respecto a las negociaciones que pueden haber entre el gobierno venezolano y estas comisiones que se han formado para descomprimir la situación de ese país”.
Respecto a la relación que mantiene la potencia norteamericana con Rusia, el analista dijo que las buenas intenciones iniciales que han tenido los mandatarios podrían ponerse en pugna por los intereses de las naciones que podrían contraponerse por la posición que ha tomado el mandatario estadounidense.

Frente a esto Morandé concluyó que “de alguna manera Putin y Trump podrían destrabar esa relación más estrecha, aunque el trato entre estos países ha sido bastante tenso, se podrían generar las condiciones para un entendimiento en el corto plazo. Pero hay que tomar en cuenta los intereses nacionales que pueden entrar en conflicto en un momento determinado, de manera que las buenas intenciones iniciales puedan aflorar en situaciones más tensas donde se produzcan choques de intereses que puedan tener estos países”.

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(Fuente: http://radio.uchile.cl/2017/01/23/donald-trump-firma-decreto-para-retirar-a-    e-uu-del-tpp/  y selección de Patric)

La Era De Trump

Para el premio nobel de economía, este año será decisivo para la economía estadounidense, debido a los recortes y la política monetaria proteccionista que propone el recién posesionado presidente.
Por: Joseph E. Stiglitz

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El 20 de enero de 2017, Donald Trump tomó posesión como el 45º presidente de Estados Unidos. No me gustaría decir “te lo dije”, sin embargo, su elección no debió causar sorpresa. Como expliqué en mi libro del 2002, Los malestares de la globalización, las políticas que hemos utilizado para manejar la globalización han sembrado las semillas del descontento generalizado. Irónicamente, un candidato del mismo partido que ha impulsado con más fuerza la integración financiera y comercial a nivel internacional ganó las elecciones prometiendo retroceder y anular ambas formas de integración.
Por supuesto, no hay vuelta atrás. China e India están ahora integradas en la economía mundial y la innovación tecnológica está reduciendo el número de empleos de manufactura en todo el mundo. Trump no puede recrear los trabajos de manufactura bien pagados de las décadas pasadas; sólo puede impulsar la manufactura avanzada, que requiere conjuntos de habilidades más sofisticados y da empleos a menos personas.
Entre tanto, la creciente desigualdad continuará contribuyendo a la desesperación generalizada, especialmente entre los votantes blancos en la parte central de Estados Unidos, quienes le sirvieron en bandeja a Trump su victoria electoral. Como los economistas Anne Case y Angus Deaton indicaron en su estudio de diciembre de 2015, la esperanza de vida entre los estadounidenses blancos de mediana edad está disminuyendo, mientras que paralelamente aumentan las tasas de suicidios, consumo de drogas y alcoholismo. Un año más tarde, el Centro Nacional para Estadísticas de Salud de EE. UU. informó que la esperanza de vida del país en su conjunto ha disminuido por primera vez en más de 20 años.
En los tres primeros años de la llamada recuperación tras la crisis financiera del 2008, el 91 % de las ganancias fue a manos de quienes están en el 1 % superior en la distribución de las personas que generan ingresos. Mientras se rescataba a los bancos de Wall Street echando mano de millones de dólares de dinero de los contribuyentes, los propietarios de viviendas recibieron solamente una mísera ayuda. El presidente estadounidense, Barack Obama, salvó no sólo a los bancos, sino también a los banqueros, accionistas y tenedores de bonos. Su equipo de política económica conformado por miembros de Wall Street rompió las reglas del capitalismo para salvar a la élite, confirmando la sospecha de millones de estadounidenses de que el sistema está, como se diría en palabras de Trump, “amañado”.
Obama trajo consigo “un cambio en el que usted puede creer” en ciertos temas, como en la política climática, pero en lo que concierne a la economía reforzó el statu quo, el experimento de 30 años con el neoliberalismo, que prometió que los beneficios de la globalización y de la liberalización “se derramarían gota a gota” para beneficio de todos. En lugar de ello, los beneficios ascendieron para favorecer a quienes están en la parte superior de la distribución de ingresos, esto ocurrió en parte debido a un sistema político que en la actualidad parece basarse en el principio de “un dólar, un voto”, en lugar de “una persona, un voto”.
La creciente desigualdad, un sistema político injusto y un gobierno cuyo discurso indicaba que estaba trabajando a favor del pueblo, mientras tomaba acciones a favor de las élites, crearon las condiciones ideales para que un candidato como Trump aprovechara dicha situación. Si bien Trump es millonario, se puede ver con claridad que no es miembro de la élite tradicional, lo que le brindó credibilidad a su promesa de cambio “verdadero”. Y, a pesar de ello, las cosas permanecerán iguales bajo el mandato de Trump, quien se aferrará a la ortodoxia republicana en materia de impuestos. Además, al designar a miembros de grupos de cabildeo y de sectores industriales como autoridades en su administración gubernamental, Trump ya ha roto su promesa de “drenar el pantano” en Washington.
El resto de su agenda económica dependerá en gran medida de si el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, es un verdadero conservador fiscal. Trump ha propuesto que los grandes recortes de impuestos para los ricos se combinen con programas masivos de gasto en infraestructura, lo que impulsaría el PIB y mejoraría un poco la posición fiscal del Gobierno, pero no tanto como lo esperan los defensores de la economía de la oferta. Si Ryan no está tan preocupado por el déficit como dice que lo está, dará fácilmente su sello de aprobación a la agenda de Trump y, en consecuencia, la economía recibirá el estímulo fiscal keynesiano que le está haciendo falta desde hace tiempo.
Otra incertidumbre se relaciona con la política monetaria. Trump ya se ha pronunciado en contra de las tasas de interés bajas, y en la actualidad hay dos puestos vacantes en la junta de gobernadores de la Reserva Federal de Estados Unidos. Añada a eso el gran número de funcionarios de la Fed que están ansiosos por normalizar las tasas y se puede apostar con certeza a que realmente se van a normalizar, quizás llevándolas hasta niveles que irán más allá de solamente contrarrestar el estímulo keynesiano de Trump.
Las políticas de Trump a favor del crecimiento también terminarán siendo socavadas si él exacerba la desigualdad a través de sus propuestas fiscales, así como si comienza una guerra comercial o abandona los compromisos de Estados Unidos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (especialmente si otros países adoptan represalias mediante la imposición de un impuesto transfronterizo). Ahora que los republicanos controlan la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso, tendrán una relativa libertad para debilitar el poder de negociación laboral de los trabajadores, para desregular Wall Street y otras industrias, y para hacerse de la vista gorda frente a las leyes antimonopolio que ya están instituidas, y, consiguientemente, todo ello va a generar más desigualdad.
Si Trump sigue adelante con su amenaza de campaña sobre la imposición de aranceles a las importaciones chinas, la economía de Estados Unidos probablemente sufrirá más daño que la china. Bajo el actual marco de la Organización Mundial del Comercio, por cada arancel “ilegal” que EE. UU. imponga, China puede tomar represalias en cualquier lugar que elija. Por ejemplo, puede elegir imponer restricciones comerciales dirigidas a empleos en los distritos del Congreso de aquellos congresistas que apoyan los aranceles estadounidenses.
Sin duda, las medidas contra China permitidas dentro del marco de la OMC, como los aranceles antidumping, pueden estar justificadas en algunas áreas. Pero Trump no ha enunciado los principios rectores de la política comercial; además, EE. UU., un país que subsidia directamente a sus industrias automotriz y aeronáutica, y también subsidia indirectamente a sus bancos a través de tasas de interés muy bajas, estaría lanzando piedras en una casa de vidrio. Y, una vez comience este juego de ojo por ojo, muy probablemente podría terminar en la destrucción del orden internacional abierto que se ha formado a partir de la Segunda Guerra Mundial.
Del mismo modo, el Estado de derecho a nivel internacional, que se aplica principalmente a través de sanciones económicas, podría fracasar con Trump. ¿Cómo responderá el nuevo presidente si las tropas alineadas por Rusia intensifican el conflicto en Ucrania oriental? El verdadero poder de EE. UU. siempre se ha derivado de su posicionamiento como una democracia inclusiva. Sin embargo, muchas personas alrededor del mundo en la actualidad han perdido la confianza en los procesos democráticos. De hecho, en toda África he escuchado comentarios: “Trump hace que nuestros dictadores se vean bien”. A medida que el poder blando estadounidense continúa erosionándose en el transcurso del 2017 y de manera posterior, el futuro del orden internacional se tornará más incierto.
Mientras tanto, el Partido Demócrata seguramente hará un análisis post mortem de las elecciones. Hillary Clinton perdió, fehacientemente, debido a que no pudo ofrecer a los electores una visión convincente que fuera marcadamente distinta a aquella de la agenda neoliberal que adoptó Bill Clinton en la década de 1990. Al haber seguido una estrategia política de “triangulación” —la adopción de versiones de las políticas de sus adversarios— por más de una generación, el partido que se encuentra en el lado de la izquierda ya no puede presentarse como una alternativa creíble frente al partido que se encuentra en el lado de la derecha.
Los demócratas tendrán un futuro sólo si rechazan el neoliberalismo y adoptan las políticas progresistas propuestas por algunos de sus líderes, por ejemplo Elizabeth Warren, Bernie Sanders y Sherrod Brown. Esto los pondrá en una posición fuerte frente a los republicanos, quienes tendrán que encontrar la manera de gestionar una coalición entre cristianos evangélicos, ejecutivos de corporaciones, nativistas, populistas y aislacionistas.
Con la llegada de Trump, y debido a que los dos partidos principales ahora están en proceso de redefinición, el 2017 puede muy probablemente llegar a ser recordado como un punto de inflexión en la historia de Estados Unidos y en la historia del mundo.
Traducción del inglés por Rocío L. Barrientos.Joseph E. Stiglitz, premio nobel de economía, es profesor universitario de la Universidad de Columbia y economista en jefe de la Institución Roosevelt. Su libro más reciente es The Euro: How a Common Currency Threatens the Future of Europe.
Copyright: Project Syndicate, 2016.www.project-syndicate.org
(Fuente:  http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/era-de-trump-articulo-675858  y selección de Mon Money)

Trump ratifica estilo al responder por Twitter a marchas y criticar a medios

Autor: Fernando Fuentes

El mandatario primero fustigó las protestas con tono sarcástico y luego las defendió como parte de la democracia. En tanto, su jefe de gabinete denunció la “obsesión” de los medios con tratar de “deslegitimar” al Presidente.

Trump ratifica estilo al responder por Twitter a marchas y criticar a medios

Su afición a usar Twitter para comunicarse con sus seguidores y sus duros ataques a los medios de comunicación fueron la tónica durante la campaña electoral de Donald Trump. Y tras su llegada a la Casa Blanca parece que continuará siéndolo. Ello, porque el mandatario norteamericano recurrió este domingo a esa red social para responder a las masivas marchas en su contra que tuvieron lugar el sábado en EE.UU. y en varios países más. Todo esto mientras su equipo de gobierno intensificó las críticas a la prensa, a la que acusó de tratar de “deslegitimar” al Presidente.
Trump ofreció, sin embargo, reacciones contradictorias a las protestas en su contra, primero fustigándolas con tono sarcástico y luego defendiéndolas como parte de la democracia. “Vi que hubo unas protestas ayer, pero ¡tenía la impresión de que acabábamos de tener unas elecciones! ¿Por qué esta gente no votó? Las celebridades hacen mal a su causa”, tuiteó el mandatario a las 7:51 del domingo.
Apenas 95 minutos después, presentó un rostro más conciliador. “Las protestas pacíficas son un símbolo de nuestra democracia. Aun cuando yo no siempre estoy de acuerdo, reconozco los derechos de la gente a expresar sus opiniones”, escribió. Según The Associated Press, las reacciones contradictorias reflejan que el recién juramentado Presidente “no tiene intención alguna por el momento de modificar el tono incendiario que caracterizó su campaña, particularmente cuando se trata de sus opositores y de los medios de prensa”.
Opinión que comparte el cientista político del Dordt College, Jeff Taylor, quien dijo a La Tercera que Trump mantendrá sus enfrentamientos con la prensa. “No puede evitarlo. Es parte de su personalidad y filosofía”, comentó.
Según los analistas, el hecho de que Trump y su secretario de prensa, Sean Spicer arremetieran contra los medios por sus reportes sobre la cantidad de asistentes a la ceremonia de juramento fue una manera de intentar cambiar el foco de atención. Según France Presse, las imágenes de las masivas manifestaciones contra el Presidente transmitidas por los canales fueron seguidas luego por el debate sobre su “guerra contra los medios”, algo que suele agradar a sus seguidores.
“Fue la mayor audiencia que alguna vez acompañó una investidura. ¡Punto!”, dijo Spicer. “Estos intentos de reducir el entusiasmo de la inauguración son vergonzosos y erróneos”, agregó.
Mientras, el jefe de gabinete de Trump, Reince Priebus, denunció en una entrevista con el programa Fox News Sunday la “obsesión” de los medios con tratar de “deslegitimar la elección desde el día uno”. “No vamos a quedarnos de brazos cruzados y dejar que eso ocurra”, advirtió.
Al margen de la polémica, Priebus adelantó que Trump se centrará en su primera semana en el cargo en trabajar sobre comercio, inmigración y seguridad nacional, asuntos sobre los que es posible que emita órdenes ejecutivas en los próximos días.
Al respecto, el propio mandatario aseguró que comenzará a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con los líderes de Canadá y México, con los que se reunirá dentro de poco. “Nos reuniremos con el primer ministro de Canadá (Justin Trudeau) y con el Presidente de México (Enrique Peña Nieto) y comenzaremos las negociaciones relacionadas con el TLCAN”, declaró en un acto en la Casa Blanca.
(Fuente:  http://www.latercera.com/noticia/trump-ratifica-estilo-al-responder-twitter-marchas-criticar-medios/  y selección de Patric)