EL CRECIMIENTO DE LA NACION.

Entre 1776 y 1865 la confederación estadounidense pasó de 13 a 36 estados miembros. La joven nación tuvo que hacer frente a serios problemas sociales, económicos y políticos. Los dos más graves fueron cuál de las autoridades prevalecería, la del gobierno federal o la de cada uno de los estados, y hasta qué punto la esclavitud debería permitirse. La controversia sobre ambas cuestiones se hizo cada vez más agria y dividió al país en dos bandos opuestos: el Norte y el Sur.
 
1. LOS ARTÍCULOS DE LA CONFEDERACIÓN.
Con la firma del Tratado de París (1783), que puso fin a la guerra con Gran Bretaña, el país se enfrentó con nuevos problemas, el principal de los cuales era establecer una forma de gobierno que mantuviera a los trece estados en una unión sólida y efectiva. Poco después de la independencia se firmó un acuerdo entre los miembros del Congreso Continental, conocido como los Artículos de la Confederación que fueron aprobados por el Congreso en 1777 y ratificados sucesivamente por los diversos estados. Según los artículos, los estados miembros conservaban de forma explícita su autoridad soberana, el Congreso era un órgano en el que estaban representados los estados y no el pueblo, funcionaba como un gran poder ejecutivo plural, no como una asamblea legislativa.
 
2. LA CONSTITUCION.
Los más ardientes nacionalistas, como James Madison y Alexander Hamilton, creían que los Artículos de la Confederación deberían deshacerse pero el Congreso acordó en 1787 permitir una reunión de delegados de todos los estados para que propusieran enmiendas al sistema. Reunidos en Filadelfia desde mayo hasta septiembre, con George Washington en la presidencia, la asamblea redactó la Constitución de los Estados Unidos. En general, la Constitución echaba las bases para una unión nacional efectiva gracias en gran medida al trabajo de Madison, James Wilson, Roger Sherman y otros delegados nacionalistas, creando un sistema gubernamental articulado en tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial.

La Constitución entró en vigor en 1788 después de que nueve estados la hubieran ratificado; doce estados aprobaron el documento a finales de 1788. El 4 de marzo de 1789 el primer Congreso de los Estados Unidos se reunió en Nueva York, por aquel entonces capital de la nueva nación. George Washington, elegido por unanimidad primer presidente de Estados Unidos, inició su mandato el 30 de abril de ese año.

3. EL PRIMER CONFLICTO ENTRE LOS PARTIDOPS Y SUS DIFERENCIAS BASICAS.
La política económica llevada a cabo por el secretario del Tesoro Alexander Hamilton provocó la oposición de quienes pensaban que favorecía a los banqueros y a los industriales en perjuicio de los agricultores. Los debates habidos en el Congreso entre 1790 y 1791 pusieron pronto de manifiesto las distintas concepciones políticas y económicas que existían sobre la nueva nación. Esta división quedó de manifiesto con la formación de los dos primeros partidos políticos más relevantes en la historia estadounidense: el Partido Federalista y el Republicano. Los federalistas propugnaban la existencia de un gobierno federal fuerte que defendiera los intereses nacionales. Los republicanos, cuyos líderes más destacados eran James Madison y Thomas Jefferson, sostenían por el contrario la limitación de los poderes federales y la protección de los derechos de cada uno de los estados. Ambos partidos también discrepaban respecto de la política exterior de Estados Unidos. Los republicanos mostraban simpatías por la ideología de la Revolución Francesa y favorecían a Francia por encima de Gran Bretaña. Los federalistas se inclinaban por una estricta neutralidad. George Washington, favorable al punto de vista federalista, proclamó la neutralidad estadounidense en la guerra entre Francia y Gran Bretaña.

4. LA PRESIDENCIA DE JEFFERSON
En las elecciones presidenciales de 1800 Jefferson derrotó al candidato federalista John Adams. A pesar de los temores federalistas de reformas radicales, Jefferson dejó intactas muchas de las leyes e instituciones que sus correligionarios habían criticado. El hecho más importante de la primera presidencia de Jefferson fue la adquisición del territorio de Luisiana, vasta región entre el río Mississippi y las montañas Rocosas, y que desde el golfo de México llegaba hasta Canadá. Napoleón Bonaparte ofreció la venta de este territorio, temporalmente en posesión de Francia. Jefferson aceptó y, de este modo, Estados Unidos duplicó su extensión (véase Compraventa de Luisiana). Jefferson fue reelegido en 1804; este segundo mandato estuvo marcado por crecientes tensiones en las relaciones internacionales. Gran Bretaña y Francia habían adoptado medidas económicas restrictivas que afectaron al comercio, especialmente al estadounidense. Jefferson logró que el Congreso aprobara una serie de leyes a fin de reducir el comercio de Estados Unidos con Gran Bretaña y Francia.

5. LA GUERRA ANGLO-ESTADOUNIDENSE (1812-1814)
Éstas y otras medidas adoptadas por el sucesor de Jefferson, James Madison, también republicano, no lograron su objetivo y supusieron graves perdidas económicas a los comerciantes y navieros estadounidenses. Gran Bretaña provocó una especial animosidad, no sólo porque su política dañaba al comercio estadounidense sino porque también sus barcos detenían a los navíos mercantes estadounidenses bajo el pretexto de buscar desertores.La Guerra Anglo-estadounidense no resolvió ninguna de las cuestiones por las que había estallado. El Tratado de Gante (1814), que puso fin al conflicto, restableció la situación previa al enfrentamiento armado. La guerra tuvo, no obstante, tres grandes consecuencias para Estados Unidos: creó un fuerte sentimiento de unidad y orgullo nacional, destruyó la influencia política del Partido Federalista y acabó con el dominio que los acontecimientos europeos tenían en la vida política estadounidense.

6. LA EPOCA DE AFIRMACION NACIONAL.
El resultado de la Guerra Anglo-estadounidense mostró que, a pesar del enfrentamiento con la primera potencia mundial de la época, Estados Unidos consiguió sobrevivir, favoreciendo el desarrollo nacional. En la década posterior, los poderes del gobierno federal fueron ampliados gracias a diversas e importantes resoluciones del Tribunal Supremo que limitaban diversos poderes legislativos y ejecutivos de los estados. El territorio nacional se amplió al ceder España la actual Florida a Estados Unidos (1819) como consecuencia del Tratado de Onis-Adams, que resolvía una prolongada disputa entre ambos países. En política exterior, el fuerte espíritu nacional quedó patente con la formulación de la Doctrina Monroe (1823), que manifestaba la determinación de Estados Unidos de evitar nuevos procesos colonizadores europeos en todo el continente americano, lo que implicaba apoyar a las repúblicas sudamericanas en la lucha por su independencia de España.

(Fuente: Enciclopedia Encarta y selección de Patric)