Lunes 240308 - 16:28hrs.
Conocí al que iba a ser mi esposo en el Instituto chileno-francés de cultura, en el mes de Abril de 1960.
La segunda oportunidad en que lo vi, fue el 15 de Mayo de 1960 en la "Fiesta de
Mechones" del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Todos los estudiantes estaban allí ese día, y todas las muchachas usaban trajes de fiesta. El mío era de un género brillante y de color dorado, sin hombros, con fínísimos tirantes también dorados. Mi primera experiencia de una relación formal empezó ese día. Mi relación con Víctor duró algunos meses y luego nos separamos. Partió de vacaciones a su casa. Le recordé algunas veces aunque estaba preocupada de mis estudios.
A fines del mes de Junio o Julio, mi amiga Lucy me pidió que la acompañara a la estación central pues llegaba su primo Maelo del sur. Allí estaba esa estación central, antigua, con esos trenes que llevaban y traían personas desde y hacia el sur. Siempre que pienso en la estación central, pienso en los trenes que van al sur, nunca pienso en el norte. Precisamente el día que fuimos a esperar a ese niño, nos encontramos con el que sería mi esposo, que venía en el mismo tren. Ese día me pidió que nos casáramos.
Recuerdo que cuando estaba en el Liceo, nuestra profesora Jefe la señorita Rebeca, cuando nos hablaba de matrimonio, decía que teníamos que conocer muy bien primero a la persona con quien nos casaríamos, y agregaba, que antes de conocer a los padres del novio, teníamos que conocer a los abuelos del novio, Las muchachas se reían mucho de eso.
La familia de mi esposo era del sur. Sus padres, abuelos y familiares eran de la zona de Villarrica y Cautín. Mi esposo nació en un pequeño pueblo llamado Cunco, y estudió en el Liceo de Temuco. Tenía un hermano, Pablo, que era médico y que murió recientemente. Tiene una hermana, Sonia, que es visitadora social, y otra hermana, Gladys, que es dueña de casa, y muchos sobrinos y sobrinas. Su padre, Don Manuel Tapia Becerra, fue periodista de provincia, que solía escribir además poemas, y pertenecía a la Sociedad de Escritores de Chile. Mi suegro era un hombre inteligente y sensible. La madre de mi esposo, Fresia, señora gentil, se casó muy joven.
Dejé de estudiar para casarme.
A fines de 1960, iba a ingresar a la Fuerza Aérea de Chile, pero mi padre no quiso, e ingresé a la Universidad de Chile. Iba a ingresar a la FACH porque uno de mis tíos, Millán Toro Rojas, era funcionario del Ministerio de Defensa y amigo personal del entonces comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Don Diego Barros Ortíz. Se habían conocido cuando ambos cumplieron funciones como voluntarios en la Antártica Chilena. En esos años, los voluntarios debían estar un año lejos de sus familias. Permanecían allí, solos, preservando la soberanía de esas lejanas tierras. Mi tío solía contar muchas anécdotas e historias de esos viajes, y a través de ellos estaba la presencia de las fuerzas armadas chilenas de una forma diferente.
Mi tío decía siempre que yo era su sobrina predilecta y, la verdad, yo sentía también especial predilección por él, me gustaba escuchar lo que contaba. El ya murió hace algunos años, pero siempre permanece su recuerdo.
Mi abuela materna murió el mismo año que él y están cercanos en el cementerio.
La familia de ese tío era de la misma región donde yo nací.
Tengo siete primos: Millán, Ronald, Ronald, Luis, Claudio, Max Arturo y Luis Antonio, recientemente fallecido. Y once primas: Marta, Ana, Carmen, Verónica, Margarita, Selene, Teresa, Nena, Alicia, María Angélica y Rayén, también fallecida. También tengo muchos sobrinos y sobrinas.
Mi esposo fue el primer hombre con quien tuve relaciones sexuales. Me casé de café, con un hermoso vestido de calle, de seda, con flores anaranjadas y pequeñas hojas verdes. Amé profundamente a mi esposo. Mis tres hijos son de él y amo mucho a mis hijos. Nuestro matrimonio fue civil.
Mi vida cambió en 1966: planificación y control de natalidad. Decidimos con mi esposo no tener más hijos.
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