Miércoles 260308 - 15:06hrs.
¿Qué significa ser comunista?
La primera vez que un antiguo obrero del carbón, compañero proletario, me preguntó si quería ingresar al partido comunista de Chile, le respondí que no, porque no sabía lo que era el marxismo, y que yo pensaba, que para asumir un compromiso, primero había que saber lo que era la doctrina. El me respondió que eso no importaba, que para ser comunista bastaba con ser honestos y leales a la clase, y que algunas personas en toda su vida nunca aprenderían a ser comunistas.
Eso era a fines de 1969, época de una reforma universitaria y época previa a una elección presidencial. Yo trabajaba en ese tiempo en el Departamento de Biología y Genética, de la Escuela de Medicina, de la Universidad de Chile. Era un Oficial Mayor administrativo 6ª categoría.
La reforma universitaria era un proceso dirigido a lograr la democratización de las estructuras de participación para los diferentes estamentos universitarios. En la administración de los recursos participaban sólo los académicos, y un importante aspecto de la reforma consistió en lograr la participación del estamento estudiantil y del estamento no-académico, en proporción de un 25% y 10% respectivamente.
Recuerdo que un logro conveniente fue en un principio, el 1% de participación para los empleados de la Escuela de medicina en el Consejo de Administración de la Facultad, lo que incluía también al Hospital José Joaquín Aguirre.
Representante de los académicos, en ese tiempo, era el Prof. Dr. Armas-Cruz, médico-cirujano. Ese hombre se veía imponente allí detrás de su escritorio. Conseguir el 1% a través de conversaciones entre académicos y no-académicos, significó un triunfo.
Fue después de la "toma" de la Casa Central de la Universidad de Chile, "toma" que duró muchos días, que decidí pedir al compañero que me había invitado antes , ingresar al partido comunista, porque me gustó la fraternidad y el respeto que observé en la convivencia de los comunistas, allí, en torno a una olla común. Pensé que quería ser parte de ellos, quería sentirme integrada a un grupo humano solidario que luchaba por el ser humano, en sus necesidades materiales y espirituales, por la solución de los problemas y la administración de recursos propios. El compañero me pidió que esperara unos días. Ese compañero fue muy querido y respetado por mi, como lo era por todos. El no había tenido muchos estudios, y decía que tenía muchas veces dificultades para expresarse, pero en el transcurso de los años siguientes, logró desarrollar su capacidad de comunicarse con la asamblea. Era un verdadero representante de la clase obrera, con plena conciencia de esa ubicación, y siempre tenía presente a: "nuestras mujeres y nuestros hijos, las dificultades para construir sus casas y mantener sus familias".
El fue el compañero que me invitó a ser comunista a fines de 1969.
Para ser militante comunista se requería:
1º Tener un carnet de militante.
2º Pagar una cotización, el 1% de los ingresos.
3º Militar en una célula u organismo base.
4º Aceptar y respetar los estatutos de la organización, los derechos y deberes de los militantes.
Si no cumplía esos requisitos dejaba de ser militante automáticamente, en el curso de tres meses. Para ser comunista, tenía que ser invitado por un militante comunista y aceptado por una célula.
Ser comunista es un honor.
La célula es el organismo más importante del Partido. Era la base fundamental para su existencia y función. Generalmente el número de miembros que la integraba, no superaba nunca los 15 ó 30 militantes. Cuando una célula alcanzaba ese número se dividía de inmediato. La célula tenía una dirección y una asamblea. Las decisiones se adoptaban por unanimidad, y las responsabilidades o tareas se distribuían equitativamente entre los militantes. Cargos importantes eran el secretario o encargado político, el secretario o encargado de organización y el secretario o enacargado de finanzas. Las decisiones de una dirección eran aceptadas por todos.
Cuando ingresé al Partido, no había ninguna célula en la Escuela de Medicina, tan sólo algunos militantes antiguos que no militaban, los demás éramos todos nuevos, que no sabíamos lo que era el marxismo-leninismo.
Mi primera célula se llamó Oscar Astudillo. Las células solían tener nombres de personas que habían muerto y/o luchado por los intereses de la clase obrera, por los derechos humanos de los individuos y pueblos, por la paz y el desarme. Por eso las células solían llamarse:
Luis Emilio Recabarren, Pablo Neruda, Violeta Parra, Víctor Jara, Yuri Gagarin, Angela Davis u Ho-Chi-Minh. Eso era la mística. Los militantes decidían los nombres de sus células. Los dirigentes comunistas, cualquiera fuese su nivel, tenían la obligación de militar en una célula u organismo base.
Yo fui militante comunista en un período fructífero, desde fines de 1969 hasta 1972, año en que dejé de militar por razones personales. (.....).
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