Jueves 030308 - 10:35hrs.
El primer semestre de 1982 viví en la casa de mis hijos y de mi esposo, pues donde mis padres no había espacio.
Mi esposo me autorizó para que participara en su nombre en una Junta de vecinos, y en un período de 6 meses tuve la interesante experiencia de ser secretaria de la junta de vecinos que se organizaba por primera vez, en un recinto privado, con aproximadamente 100 viviendas de propietarios.
Fui parte de la dirección ejecutiva, formada por un presidente y un tesorero. Además se eligieron un encargado de deportes, de cultura, femenina y una junta de vigilencia de tres personas.
Las principales actividades consistieron en lograr una razón social para la comunidad, una cuenta en el banco para depositar el cobro de los gastos comunes y otros ingresos.
En el curso de esos seis meses organizamos diversas acividades, algunas de carácter económico destinadas a juntar dinero para completar y hacer más cómodo el centro comunitario, y otras de carácter cultural y recreativo. En ese período se organizó también un grupo de mujeres que se reunían todos los días de lunes a viernes de 4 a 6 de la tarde para hacer gimnasia.
La junta de vigilancia escribió las reglas de convivencia de la comunidad, las que fueron aprobadas por la directiva y la asamblea. Contratamos los servicios de un administrador y dos vigilantes. Uno de ellos debía cuidar el recinto de día y el otro de noche.
Al cabo de seis meses se decidió elegir nueva directiva y yo me trasladé a vivir a casa de mis padres.
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