San Juan y Año Nuevo Mapuche hoy en el “calendario mágico”
Martes 24 de junio de 2008.
Dos fiestas importantes se dan la mano en nuestro país la noche del 23 de junio. Para el calendario occidental el 24 es el día de San Juan, pero toda la magia de esta fecha se circunscribe a la víspera de esa noche, vale decir, todo comienza el 23. Las dos fiestas a las que aludimos, son “la noche de San Juan” y el Wetripantu, el Año Nuevo Mapuche. En torno a ambas se levanta un verdadero mundo mágico, poblado de costumbres arraigadas y repetidas desde un tiempo difícil de medir. SAN JUAN. La noche de San Juan está rodeada de misterio. Esta costumbre se da tanto en el mundo urbano como en el rural, siendo en este último donde la tradición tiene más fuerza y se conserva más intacta. Se cree que se pueden hacer consultas al mundo de lo indescifrable. Es así como las solteras realizan pruebas diversas para saber si se casarán en el curso del año o si encontrarán el amor. Para ello se escriben nombres o simplemente la pregunta en papeles que se doblan y guardan. A la medianoche se saca un papel al azar, y lo que sale en el papelillo escogido es la respuesta. La situación económica es también de interés. Se coloca, por ejemplo, una papa pelada, otra a medio pelar y una con pelo debajo de la cama. La que se toma, al azar por supuesto a la medianoche, determina como vendrá el año en cuanto a plata. Hay pruebas que asustan, como pararse bajo la higuera a las 12 de la noche. El motivo es ver la flor de la higuera, pero se dice (de ahí el susto), que el cola de flecha también espera la medianoche bajo la higuera. Hay muchas pruebas y creencias, pero a ese mundo poblado de imágenes, se suma la gastronomía con que se celebra San Juan. Es costumbre en esta zona, celebrar al santo, con o sin “juanes” en las casas. Y no es para menos. Se comienza con los dulces hechos en casa para acompañar al licor casero. Era el aperitivo, en el que no podían estar ausentes las aceitunas, también de la casa. Y el plato fuerte y maravilloso, era y sigue siendo el “estofado de San Juan”. Dos a tres días se demoraban en mi familia en preparar este abundante plato. Se hace -recuerdo- en un gran fondo porque los comensales son siempre muchos. En cama de cebolla se van colocando primero las carnes más duras, para ir paulatinamente poniendo las más blandas y separando, religiosamente, las distintas carnes con una capa de cebolla tajo pluma. No faltan los ajos y condimentos y se corona todo este esfuerzo con longanizas, cuero de chancho, pajaritos (cuando los hay), guindas secas y se riega con vino. El gran secreto y clave de toda buena mesa: el fuego lento. Para que no caiga tan pesado, se recomienda comer lento e ir bebiendo sorbos de vino. WETRIPANTU. Es el día del año sagrado para el pueblo mapuche (we: nuevo; tripantu: año). Para ellos es literalmente el regreso de la salida del sol. Los pueblos originarios de la América indígena tienen su propia manera de ordenar el paso del tiempo. Para ellos un ciclo de tiempo no es una situación consensual arbitraria, se sustenta en el conocimiento compartido que se tiene de la naturaleza. Ellos observan el espacio exterior con profundidad y respeto; y la luna tiene para ellos un lenguaje claro. El Wetripantu, es el rito anual de renovación del equilibrio de la naturaleza. Se dice que “es el momento en que la fuerza propia de la vida, de la naturaleza, eleva en la savia de los árboles el nivel de vibración molecular y los seres vivientes regulan su pulsación con el ritmo lunar”. Los mapuche piensan y sienten que las aguas traspasadas por la energía magnética de la luna, en esta fecha tiene una energía diferente, por lo que toda la familia debe armonizarse con la naturaleza por medio de un baño de inmersión bajo cualquier condición climática. Es el momento sagrado, por así decirlo, de la armonía familiar y de la amistad. El “quimún” (conocimiento) mapuche es un modelo práctico de interrelación social y espiritual. Se celebra con mucha comida.
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