martes, 27 de mayo de 2008

FPMR (DETENCION)

Fui detenida cuando regresaba de Argentina, al día siguiente tarde en la noche, cuando me encontraba en un domicilio privado y por razones humanitarias acompañaba a un enfermo, de apellido Belmar, a quien no conocía previamente.

Cuando fui detenida me preguntaron como había llegado yo a ese Frente, y yo les respondía que no sabía a que Frente se referían. Después supe que se referían a un llamado Frente Patriótico del cual se formaron muchos grupos autónomos, pues no todos estaban de acuerdo con todas las acciones, algunas de las cuales fueron consideradas no políticas.

Insistían, tenían interés en saber como había llegado yo allí y que más había hecho para ellos. Recuerdo que respondía con la verdad, que no conocía a nadie, que no recordaba cosas, y que me sentía apremiada y no podía pensar.

Recuerdo que todo me parecía lejano y que en esa oscuridad y en ese lugar desconocido de detención, nombré a un primo que en ese tiempo era funcionario del Ministerio de Defensa y que trabajaba allí desde hacía muchos años.
(En 1960 yo iba a ingresar a la FACH gracias a uno de mis tíos, Millán Toro Rojas, ya fallecido, que había sido funcionario durante largos años del Servicio de Meteorología de la Fuerza Aérea, pero mi padre no quiso. Mi tío, junto a Diego Barros Ortiz y Nicanor Díaz Estrada, generales del aire y ex comandantes en Jefe de la Fuerza Aérea, habían sido unos de los primeros voluntarios que habían viajado a la Antártica chilena a preservar la soberanía de esas lejanas tierras. En esos años no podían viajar con sus familiares, los cuales debían permanecer en Punta Arenas o Puerto Montt. Mi tío era amigo personal de esos comandantes en Jefe, y a través de él aprendí a ver a las FFAA en una dimensión diferente).

Cuando nombré a mi primo, alguien dijo en la oscuridad, - “Qué, si tu primo cagó”, parece que no me creían lo que les estaba contando. Tampoco parecieron creerme cuando les dije que venía directamente de Bulgaria. Dijeron que allí iba sólo la gente importante.

Estuve sola, creo que un par de días, antes que alguien llegara a interrogarme. No se si colocaron alguna droga o medicamento en mi alimento. No se si con autorización de algún jefe.

Entiendo que en esa época había una lucha interior en el complejo sistema político-militar chileno, y en el país, que se arrastraba desde la muerte de un Presidente y un pueblo no armado. En mi familia había personas de todas las ideas. Yo defendía el derecho a la Democracia y a las elecciones libres en mi país. El derecho a opinar y ser escuchada.

Cuando me preguntaron que hacía yo allí, creo que les dije que me habían pedido que esperara que pasara un auto en una calle cerca de Paul Harris y que dicho auto no había pasado. No recuerdo, yo no estaba en condiciones de decir nada, parece que estaba muy enferma. Hoy todo parece incoherente y sin sentido.

Ellos dijeron después, que hubo un secuestro, pero yo nunca pensé que hubiese alguien hecho eso. Recuerdo que un ministro de apellido De la Cerda hizo un reconocimiento en una ocasión cuando yo estaba en San Miguel y me dijo que nadie me había reconocido como participante de esos hechos. No le di mucha importancia a esas acusaciones y reconocimientos porque estaba segura que yo no había hecho nada que me hiciera sentir culpable.

Los diarios publicaron muchas cosas no verdasderas al respecto. Publicaron hechos no comprobados, de los cuales no existían las pruebas suficientes que permitieran asegurar la culpabilidad de personas detenidas sin que existieran delitos flagrantes, o sea, cometidos en el acto y con testigos.

(Acepto en ocasiones que existan enfrentamientos entre los seres humanos cuando existe igualdad de condiciones, porque el hombre siempre ha luchado desde sus orígenes y tiene un espíritu guerrero. Lo que no me gusta es que se ataque a personas indefensas y desarmadas.)

(El hombre es capaz de todo y tiene derecho a todo lo que el hombre es capaz de crear. El pensamiento del hombre no tiene límites).

(Pienso que frente a la muerte de personas el minuto de silencio es común).

También dijeron que hubo un atentado contra la radio Minería. Yo no participé en ello. Sólo escuché ese mismo día la intercepción que hizo alguien o un grupo, de esa radio, y que aprovecharon para lanzar un llamado del FPMR hacia la población. Fue una alocución que escuchó mucha gente y que duró lo menos 10 minutos. Algo similar ocurrió en la radio Carrera, que también escuchó mucha gente. (Esa intercepción fue repetida después por las radios).

Parecía siempre que los chilenos esperaban que los periodistas publicaran los reclamos por la Democracia y las elecciones libres en Chile. Pienso que hubo mucho de espontáneo en las acciones, y que es difícil que se pueda probar el origen de ellas. Siempre hay comentarios y se filtra información o desinformación. Parece que hoy estamos mejor preparados para hacer “Doctrina en Acción”.

Cuando yo estaba detenida en San Miguel, llegó alguien un día a la cárcel y me habló de gente que yo no conozco, según esa persona esas personas estaban preocupadas y pensaban emigrar a Argentina. Yo le respondí que no sabía de qué hablaba. En otra ocasión un hombre de visita en la cárcel me dijo que si yo quería salir de la cárcel hacia Brasil, pero yo le dije que no me interesaba, que porqué mejor no invitaban al Brasil a Sergio Buchman.

Había sido detenida cuando por razones humanitarias acompañaba a un enfermo, al que no conocía previamente, y que me contó que venía del sur, de Concepción. El pensaba que era mala suerte haber caído y estar herido. Yo no sabía que habla sido herido a bala, tenía en su espalda una tela emplástica, pero no me consta que haya sido herida de bala, pues no vi la herida.

Cuando recuerdo los días de la incomunicación, parecen muy lejanos.





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