martes, 27 de mayo de 2008

FPMR ENTRE EL 14 DICIEMBRE 1983 Y EL 2-3 JULIO 1984.

EL FPMR ENTRE EL 14 DE DICIEMBRE DE 1983 Y EL 2-3 DE JULIO DE 1984.
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¿Qué es el FPMR?

La primera vez que escuchamos de la existencia de un llamado FPMR, fue a través del programa “Escucha Chile” de radio Moscú, en Bulgaria, entre los años de 1978 y 1982. Allí se hablaba de una organización de la resistencia chilena vinculada a la autodefensa de masas, que participaba y se había presente cuando había movilizaciones de masas o actos populares en lugares públicos. (Es importante destacar que el FPMR tenía muchos grupos autónomos, o personas, separados unos de otros y que no se conocían entre sí y que podían llevar a cabo sus propias acciones, independientemente).

A fines de 1983 o principios de 1984, en casa de mis padres, un día después de almuerzo, recibí una invitación a participar en la lucha por la Resistencia y la Democracia de Chile.

El contacto era un desconocido, un hombre de aspecto común, que me habló del extranjero y que fue visto sólo una vez. Era la persona que establecería la relación hacia otras personas, con las cuales debería conversar.

El lugar de encuentro lo determinaba yo. Elegí un sitio cercano en el sector Los Dominicos donde había varias plazoletas y una iglesia; un hermoso lugar, con vegetación y jardines, donde se podría conversar en torno a la situación política, económica y social con mayor tranquilidad.

En ese lugar debería encontrar a una persona que se individualizaría porque llevaría un diario doblado de cierta manera entre sus manos. Esa persona, a su vez, daría otro punto de contacto hacia otra persona, y así sucesivamente. Todo eran hombres a los que no volví a ver. Nunca supe sus nombres o direcciones, o los lugares donde ellos vivían.

Después de varios encuentros con características similares y con personas muy parecidas físicamente unas de otras, conocí a un hombre el cual iba a viajar al norte. El me hizo fijar un punto de encuentro por si perdía algún contacto. Elegí Colón con la rotonda de Américo Vespucio, hacia la Escuela Militar.

Los encuentros con esas personas desconocidas fueron breves, a veces tan sólo consistió en pasar por un sitio y verse de lejos, y en otras ocasiones estuve segura que nadie llegaría allí. Efectivamente, en la mayoría de los casos, nadie llegó a los sitios determinados. El aspecto de todas esas personas era siempre corriente, de acuerdo al barrio donde nos encontrábamos. Nuestro medio era el sector alto de la capital.

Independientemente de ellos, caminé mucho por las calles de Santiago, deseaba reencontrarme con la ciudad, ver como funcionaba el comercio, ver que había en las vitrinas, que se escuchaba decir a la gente por las calles, sentir todo ese ambiente pleno de vida, toda esa sociedad que cambiaba cada día y luchaba por reencontrar una democracia perdida en una situación de excepción/golpe militar ya hacía 11 años.

Mucho más tarde, cuando fui detenida, me pareció reconocer en una fotografía a una persona vista en un encuentro, pero no podría asegurarlo.

El hombre de la fotografía que me mostraron cuando me interrogaron dicen que dijo que se llamaba Bernardo y mucho después vi en los diarios que parecía ser un oficial de ejército llamado Patricio Contreras que murió en Punta Arenas en un atentado que se realizó contra una iglesia. En realidad parecía un oscuro asunto. Yo nunca había visto antes a ese hombre y les dije que no conocía a nadie, lo cual era verdad.

En los meses de Abril o Mayo de 1984, me encontraba viviendo en una casa ubicada en un recinto privado hacia la zona sur de Santiago.

Había llegado a esa casa, porque en uno de mis encuentros yo había comentado que en casa de mis padres donde estaba viviendo no había espacio suficiente. En esa ocasión me ofrecieron la oportunidad de vivir un tiempo en un recinto privado, en una casa que alguien había arrendado y que debía ser cuidada hasta que se cumpliera el plazo de ese arriendo pagado. Me pidieron que por favor cuidara la casa y regara el pasto.

Viví en esa casa durante poco tiempo. Si alguien iba allí cuando yo no estaba, no lo se. No parecía una casa donde se realizaran encuentros o reuniones.

Pagué unas cuentas de agua y los gastos comunes de la Junta de Vecinos con mi nombre y mi carné de identidad. Dejé esa casa después de un tiempo y regresé a casa de mis padres.

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