Rechazo que se haya tomado en consideración un informe de facultades mentales elaborado cuando yo estaba detenida y no anterior a los hechos. Yo pienso que el lenguaje profesional utilizado caricaturiza la personalidad de una posible paciente cuando dice: “Estructura básica de personalidad profunda y precozmente alterada, correspondiente a una personalidad anormal, de rasgos predominantemente histéricos, asociados con rasgos fanáticos”. Yo pienso que el ser humano es mucho más complejo, tanto más, que decir que: “El curso vital revela la recurrencia de episodios reactivos de distinta índole, depresiones ansiosas, psicosomáticos e incluso sicóticos, desencadenado por situaciones ambientales conflictivas”, es una exageración, especialmente, porque ellos no me conocen con anterioridad y salvo un par de entrevistas, nunca existió una relación verdadera entre los expertos y mi persona; por las condiciones de la situación a la cual me encontraba sometida.
Se menciona también en el número 37 en la misma página, y en la página 55 donde continúa: “Que, por su parte, de los certificados médicos agregados a fs. 4.699 y 4.701 y ratificados a fs.5.559 y 5.562 vta por, los médicos que los suscriben, MARIA PAZ ROJAS BEZA y EDUARDO JOAQUIN PEREZ ARZA, se desprende que este último profesional ha tratado a la encausada desde antes que se fuera a Europa en Noviembre de 1977, por trastornos graves de su personalidad como fondo de sus descompensaciones sicóticos y la naturaleza de su enfermedad, es una psicosis esquizofrenica antigua y franca… etc.” (….); con todo lo cual se amplía el informe psiquiátrico evacuado por el Instituto Médico Legal a fs.5.573 que concluye que tengo una “esquizofrenia con fecha de inicio anterior a los hechos que se investigan”.
Quiero referirme especialmente a esos cerificados médicos agregados en el informe de la causa, y ratificados por los médicos que los suscriben: MARIA PAZ ROJAS BEZA y EDUARDO JOAQUIN PEREZ ARZA.
Si se trata de la misma María Paz Rojas Beza, la conocí en la cárcel de San Miguel, y no antes. Ella conversó a veces conmigo y supuse que sólo era una visita al penal que conversaba con todas las prisioneras políticas en forma solidaria. No sabía que había emitido un certificado. Yo le entendí que era psicóloga, no médico
Si se trata del mismo Eduardo Joaquín Pérez Arza lo conocí porque él dijo ser amigo de mi padre, y haber trabajado en la Universidad de Chile. Es posible que sea como él dice, pero yo no lo recuerdo. El estuvo varias veces de visita en la cárcel, y yo entendí que trabajaba en CODEPU, un Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo y que visitaba a todas las presas políticas por esa razón. Cuando salí en libertad fue varias veces a la casa de mis padres como amigo de mi padre. Nunca fue a mi casa. Yo afirmo que nunca fui tratada profesionalmente por él, no es efectivo que él me hubiese tratado desde antes que yo viajara a Europa en Noviembre de 1977. Yo nunca le pedí semejante cosa, tampoco cuando estuve detenida. La verdad, no recuerdo haberlo conocido en la Universidad, y en ninguna otra parte.
No quiero dudar de la honestidad de los profesionales, pero no puedo aceptar que diagnósticos evacuados durante el período de detención, por profesionales que nunca me trataron con anterioridad, aunque sean expertos, sean tan determinantes para calificar mi estado de salud mental.
Yo he vivido sola mucho tiempo, antes y después de la detención, en Chile y en el extranjero, y pienso que si realmente hubiese tenido esquizofrenia, tan grave como se asevera no habría sido posible eso.
Tal vez, el solo hecho de haber sido detenida, sometida a fuertes presiones, en lugares desconocidos para mi, donde fui incomunicada y hasta encerrada en un calabozo, y donde alguien en la incomunicación me obligó a tomar una pastilla de un medicamento o droga que nunca supe de que se trataba, pudo generar artificialmente algo que ellos llamaron o creyeron esquizofrenia. Estuve muy enferma por ese hecho. Nunca me había sucedido algo tan terrible antes de la detención.
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